CRUCIGRAMA: PERSONAJES CLAVES DE LA HISTORIA ROMANA
Avete amici! Si os queréis entretener un ratito y a la postre averiguar qué conocéis de la historia romana -seguro que más de lo que imagináis- elaborad este crucigrama.
Podéis acceder a él desde este enlace: http://es.geocities.com/elriusa/PERSONAJESCLAVESDELAHISTORIAROMANA.html
alea iacta est!

Descubriendo algo más sobre los romanos…
Ita, discipuli et discipulae! Creo que ha llegado el momento de empezar a conocer algo de culturilla general, ¿no? Y qué menos que comenzar con un asuntillo relacionado con el título del blog: LOS LIBROS SIBILINOS y, por lo tanto, el papel de la SIBILA DE CUMAS.
Cuenta la tradición que la sibila de Cumas era una de las sacerdotisas encargadas de enunciar los oráculos que transmitía el dios Apolo. Sus profecías las lanzaba en estado de trance en una oscura gruta situada en Cumas, en la región de Campania, lugar en el que los romanos situaban una de las entrados al infierno. De hecho, fue ella la guía de Eneas en su andadura por el mundo de los muertos.
Se dice que el dios Apolo estaba tan enamorado de ella, una simple mortal, que le prometió concederle el primero de sus deseos. Y ella, sin pensárselo dos veces, cogió un puñado de arena y le dijo al dios:
“Muy bien, quiero vivir tantos años como granos de arena tengo en mi mano»
Y Apolo se lo concedió. Pero a la pobre se le olvidó un pequeño detalle: le pidió vivir casi eternamente, sí, pero ¿y la juventud?. La pobre Sibila tuvo que vivir aguantando el peso de su ancianidad y se pasó hasta el fin de sus días implorando su muerte. Es por ello, por lo que en la mayoría de los retratos o citas que hacen de ella se la representa como una mujer muy anciana.
En tiempos de Tarquinio el Soberbio, último rey de Roma, la Sibila acudió a Roma para venderle al rey los nueve libros de oráculos -los libros sibilinos-, famosos por revelar asuntos futuros. Pero al rey le pareció que su precio era muy elevado. Así que no quiso comprarlos.
Pero la Sibila, ni corta ni perezosa, quemó al instante tres de ellos y, ni siquiera rebajó en nada su valor. Los seis libros costaban lo mismo que antes los nueve.
Al ver que el rey seguía en sus trece, de nuevo, quemó tres más, hasta que finalmente Tarquinio, viendo que los iba a perder todos definitivamente, optó por comprar los tres que quedaban al precio inicial.
Estos libros fueron depositados en el templo de Júpiter en el Capitolio y hay constancia de que fueron consultados por los romanos con cierta asiduidad cada vez que ocurría alguna desgracia, puesto que contenían los remedios o medidas religiosas que debían realizar para expiar los males.
Hasta aquí hemos visto la historia, grosso modo, pero veamos ahora lo que cuentan de la sibila dos famosos escritores romanos muy importantes: Ovidio y Virgilio en sus respectivas obras: Metamorfosis y Eneida.
En Metamorfosis, XIV, 104-153, Ovidio dice así:
.. Litora Cumarum vivacisque antra Sibyllae
intrat et, ut manes adeat per Averna paternos, 105
orat. at illa diu vultum tellure moratum
erexit tandemque deo furibunda recepto
‘magna petis,’ dixit, ‘vir factis maxime, cuius
dextera per ferrum, pietas spectata per ignes.
pone tamen, Troiane, metum: potiere petitis 110
Elysiasque domos et regna novissima mundi
me duce cognosces simulacraque cara parentis.
invia virtuti nulla est via.’ dixit et auro
fulgentem ramum silva Iunonis Avernae
monstravit iussitque suo divellere trunco. 115
paruit Aeneas et formidabilis Orci
vidit opes atavosque suos umbramque senilem
magnanimi Anchisae; didicit quoque iura locorum,
quaeque novis essent adeunda pericula bellis.
inde ferens lassos averso tramite passus 120
cum duce Cumaea mollit sermone laborem.
dumque iter horrendum per opaca crepuscula carpit,
‘seu dea tu praesens, seu dis gratissima,’ dixit,
‘numinis instar eris semper mihi, meque fatebor
muneris esse tui, quae me loca mortis adire, 125
quae loca me visae voluisti evadere mortis.
pro quibus aerias meritis evectus ad auras
templa tibi statuam, tribuam tibi turis honores.’
respicit hunc vates et suspiratibus haustis
‘nec dea sum,’ dixit ‘nec sacri turis honore 130
humanum dignare caput, neu nescius erres,
lux aeterna mihi carituraque fine dabatur,
si mea virginitas Phoebo patuisset amanti.
dum tamen hanc sperat, dum praecorrumpere donis
me cupit, «elige,» ait «virgo Cumaea, quid optes: 135
optatis potiere tuis.» ego pulveris hausti
ostendens cumulum, quot haberet corpora pulvis,
tot mihi natales contingere vana rogavi;
excidit, ut peterem iuvenes quoque protinus annos.
hos tamen ille mihi dabat aeternamque iuventam, 140
si Venerem paterer: contempto munere Phoebi
innuba permaneo; sed iam felicior aetas
terga dedit, tremuloque gradu venit aegra senectus,
quae patienda diu est. nam iam mihi saecula septem
acta, tamen superest, numeros ut pulveris aequem, 145
ter centum messes, ter centum musta videre.
tempus erit, cum de tanto me corpore parvam
longa dies faciet, consumptaque membra senecta
ad minimum redigentur onus: nec amata videbor
nec placuisse deo, Phoebus quoque forsitan ipse 150
vel non cognoscet, vel dilexisse negabit:
usque adeo mutata ferar nullique videnda,
voce tamen noscar; vocem mihi fata relinquent.’
Eneas se adentra en las playas de Cumas y en la cueva de la longeva Sibila y pide permiso para llegar, por el Averno, hasta el alma de su padre; y ella, tras mantener su mirada largo rato fija en tierra, la levantó al fin e, inspirada por el dios que la posee, dijo: «Gran cosa pides, varón ilustre por tus gestas, cuyo valor quedó probado con la espada, tu piedad por las llamas. Pero, pierde temor, troyano; lograrás tus deseos y conocerás, guiado por mí, las mansiones del Elíseo, los últimos reinos del mundo y el espectro de tu querido padre; no hay camino inaccesible a la virtud». Dijo, y en el bosque de Juno, la del Averno, le mostró una rama refulgente de oro, y le ordenó arrancarla de su tronco.
Obedeció Eneas y vio las riquezas del pavoroso Orco, a sus antepasados y la anciana sombra del magnánimo Anquises; aprendió también las leyes de aquellos parajes y qué peligros habría él de afrontar en nuevas guerras. Luego, al desandar sus fatigados pasos sendero arriba, alivia el esfuerzo conversando con su guía, la de Cumas.
Mientras recorre aquel pavoroso camino entre crepusculares tinieblas, dijo: «Seas una diosa de verdad seaus una favorita de los dioses, para mí serás siempre como una divinidad, y reconcoceré que estoy en deuda contigo que quisiste que yo visitase el país de la muerte y lo viviera y escapase de allí. Por tales favores, cuando salga al aire libre, fundaré en tu honor un templo y te ofrendaré los honores del incienso.»
La adivina se vuelve para mirarle, exhala un suspiro y dice: «ni soy diosa ni debes tú juzgar a un mortal digno del honor del sagrado incienso; y para que no yerres por ignorancia, se me ofreció una vida eterna e inmortal, si mi virginidad hubiera abierto al amor de Febo. El, con esta esperanza y deseando seducirme con regalos, me dijo: «Elige lo que desees, doncella de Cumas; obtendrás tu deseo». Cogí un puñado de polvo y se lo mostré; le pedí, insensata, que me fuera dado vivir tantos cumpleaños como motas tuviera el polvo. Se me olvidó pedir que aquellos años fuesen además juveniles hasta el último. y tales años y una juventud eterna me ofrecía él, si yo consentía la unión amorosa; desdeñé aquel presente de Febo y permanezco doncella; pero ya la edad más felíz me ha dado la espalda y con paso tembloroso llega la achacosa vejez, que he de soportar por mucho tiempo; pues a la vista tienes siete siglos que ya he vivido; y aún me resta, para igualar las motas de polvo, ver trescientas cosechas y trescientas vendimias. Tiempo llegará en que tan prolongada vida acorte mi elevada estatura, y mis miembros, consumidos por la vejez, se vean reducidos a un peso insignificante. No parecerá que fui amada y gusté a un dios; quizá hasta el mismo Febo no me reconozca o niegue haberme amado. Hasta ese punto dirán que he cambiado; y nadie podrá verme, pero se me reconocerá por la voz; sólo la voz me dejarán los hados.»
Y Virgilio, en su Eneida, VI, 42-54 dice:
Excisum Euboicae latus ingens rupis in antrum,
quo lati ducunt aditus centum, ostia centum,
unde ruunt totidem uoces, responsa Sibyllae.
uentum erat ad limen, cum uirgo ‘poscere fata 45
tempus’ ait; ‘deus ecce deus!’ cui talia fanti
ante fores subito non uultus, non color unus,
non comptae mansere comae; sed pectus anhelum,
et rabie fera corda tument, maiorque uideri
nec mortale sonans, adflata est numine quando 50
iam propiore dei. ‘cessas in uota precesque,
Tros’ ait ‘Aenea? cessas? neque enim ante dehiscent
attonitae magna ora domus.’ et talia fata
conticuit.
El flanco enorme peñón euboico se abre en un antro inmenso, al que dan paso cien largas galerías con cien puertas: a través de ellas sale, en son de oráculo, la voz de la sibila hecha cien voces. Avanzan el umbral, y «¡Es tiempo! -grita- ¡llegó el instante de pedir tus hados! ¡El dios, ya viene el dios!». Aún hablaba ante las puertas, y el color de súbito se le quiebra, el semblante se deforma; suelto el cabello y anheloso el pecho, hinchado el corazón que en rabia estalla, parece agigantarse, y ya no suena su voz a humana voz, al transfundirse por ella el dios ya más y más cercano. Y de nuevo: «¿Tus votos interrumpes? ¿dejas de orar, troyano Eneas? Sabe que sin orar no habrá de abrir su boca la pasmada mansión». Dicho esto, calla.
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Y AHORA OS TOCA A VOSOTROS elaborar las siguientes tareas:
1- Una vez leídos los diferentes textos acerca de la Sibila de Cumas, serías capaz de describirme cómo te la imaginas. ¿a qué o a quién te puede recordar por su manera de transmitir las palabras de la divinidad?
2- En los diferentes textos aparece el personaje de Eneas. Podrías averiguar quién es, su procedencia y qué papel desempeñó en el origen del pueblo romano.
3- y para terminar, ya que estamos, busca en internet información acerca del mundo de los muertos.
ESTAS SON ALGUNAS DE LAS PÁGINAS WEB QUE PUEDES CONSULTAR PARA BUSCAR INFORMACIÓN:
http://enciclopedia.us.es/index.php
http://www.e-torredebabel.com/Mitologia/mitos-heroes-griegos/

Arrancamos….
Hoy día 20 de octubre de 2008 nace mi primer blog. Ha costado decidirme, pero ya está en marcha.
Una de las razonas por las que he apostado por él es porque creo que es un modo original y rápido de compartir ideas, opiniones… respecto a ese mundo clásico tan desconocido e infravalorado para algunos, en unos tiempos adversos, en los que las letras, parece ser, han pasado de moda y, por supuestísimo, como no, el estudiar latín, griego y su cultura, legado…, etc. no sirve -dicen algunos- para nada.
A todos estos sabiondos les diría varias cosas: en primer lugar, lo cierto es que, quiéraso o no, las lenguas clásicas constituyen la horma y el molde de nuestro pensamiento actual y el vehículo a través del cual se expresaron nuestros antepasados culturales; aquellos establecieron los fundamentos de nuestra sociedad occidental e hicieron posible, con sus hallazgos, el progreso de la humanidad, hasta llegar a las cotas actuales. Por eso, deben lanzar una mirada retrospectiva y tomar consciencia real de nuestra situación y saber, por tanto, hasta qué punto somos deudores de ese legado cultural.
Además, debemos recordarles que las lenguas clásicas proporcionan instrumentos que ayudan al desarrollo de su pensamiento lógico o a la precisión en la expresión, les obligan a aprender y comprender las estructuras gramaticales y de pensamiento, que son idénticas en todas las lenguas modernas europeas, incluso en las no románicas como el inglés, el alemán…
Así pues, el estudio de lo clásico constituirá un complemento a los estudios útil, no sólo desde el punto de vista cultural, sino también lingüístico.

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